Las consecuencias de un aumento de precios sin precedentes en los ciudadanos españoles: recortes y búsqueda de otras alternativas de transporte
El encarecimiento de los carburantes está provocando cambios importantes e irremediables en el consumo habitual de vehículos privados entre los ciudadanos españoles.
Por un lado, nos encontramos con aquellos ciudadanos que deciden sustituir lo máximo posible el transporte privado por el transporte público y, por otro lado, aquellos que, por necesidad, optan por recortar otros gastos con el objetivo de no percibir demasiado esta subida abismal de precios.
Entre las medidas más comunes que la población está asumiendo para ahorrar en su factura mensual, encontramos:
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Ir a pie (aunque el destino sea lejano).
Una de las alternativas más repetidas es caminar hasta nuestro destino. Una opción saludable, pero que, para algunas personas, supone tener que despertarse mucho antes cada día y realizar las labores de su trabajo en un tiempo “Récord”. Es el caso de Francisca Ramírez, una empleada del hogar de 48 años que ha expuesto su caso en el Periódico El País, contando que, después de la subida de precios, el recorrido de piso en piso que antes hacía en coche, ha pasado a ser un recorrido a pie, por pura necesidad. “Aunque tenga que caminar una hora, lo hago, porque ir en coche no me compensa”.
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Visitar establecimientos de bajo coste
Una de las soluciones más recurrentes, adoptada por buena parte de los ciudadanos trabajadores de las afueras de grandes ciudades (que no tienen otro medio de transporte posible que se adapte a sus horarios personales), es acudir a gasolineras más baratas. Es el ejemplo de Piñero Isado, de 71 años que, cuatro veces por semana debe viajar hasta Paracuellos del Jarama con su nieto. De esta manera lo cuenta en El País: “Con lo que está subiendo todo, voy a tener que pedir a la Seguridad Social un suplemento de la pensión. A ver si me lo dan”.
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Recortar de otros gastos
Por supuesto, una forma de seguir gastando la misma cantidad aproximada de dinero cada mes, sin percibir demasiado el aumento de precios en la gasolina, es “hacer malabares” con el resto de gastos. Restringir nuestras salidas, eliminar plataformas de contenidos de nuestra factura o trasladar el gimnasio a casa, son alternativas que permiten a muchos ciudadanos “seguir con su rutina”, utilizando el vehículo privado cuando lo necesiten. Así lo cuenta Jose María, de 55 años: “Antes de la pandemia visitaba otros pueblos de la Comunidad con mi familia, pero ahora ya nos quedamos más en la ciudad. Y el viernes son un par de cervezas menos”.
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Repostar “poco a poco”
Tal cómo expone Daniel, de 21 años y repartidor de comida en el Periódico El País, “Le echo unos 20€ por cada dos semanas. Si repostas poco a poco cada vez la subida se percibe menos”. Es otra manera de afrontar este gasto que, aunque a final de año no supone un ahorro, sí que puede suponer un pequeño cambio mes a mes, al ver que el dinero de tu cuenta no baja disparatadamente, sino de manera paulatina.
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Sustituir el coche de gasolina por un coche híbrido o eléctrico
Esta subida de precios ha provocado, en primer lugar, una reflexión consciente por parte de los ciudadanos y, en segundo lugar, la decisión por parte de muchos de ellos de sustituir el carburante por el eléctrico. Una alternativa mucho más económica, respetuosa con el medio ambiente y con sus bolsillos. De hecho, un nuevo informe de E-Mobility Solutions ha concluido que “tener un coche eléctrico es hasta un 50% más barato que uno de combustión pasados cinco años desde la compra”:
https://movilidadelectrica.com/informe-costa-total-propiedad-coche-electrico-combustion/