Las políticas energéticas actuales y planes nacionales y europeos, como el PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) o el REPowerEU, buscan fomentar la integración de energías renovables con el fin de reducir la dependencia energética de otros países y facilitar la descarbonización de la economía. Para ello, aplicando, entre otras medidas, la sustitución de los parques de vehículos de combustión por vehículos eléctricos. Uno de los objetivos perseguidos es reducir los vertidos de generación renovable y maximizar la capacidad de generación de las tecnologías renovables no gestionables.
Datos del mercado eléctrico en España
En España en el año 2022, alrededor del 50% de la producción diaria de energía eléctrica se generó con fuentes de energía renovable no gestionable. Estos patrones de producción renovable derivaron en situaciones de alta volatilidad de precios entre diferentes horas del día en función de la tecnología que determinase el precio marginalista del sistema.
El PNIEC establece como objetivo a 2030 incrementar la potencia renovable instalada en unos 59 GW, hasta
alcanzar aproximadamente 122 GW, a falta de revisión de acuerdo con el Fit for 55. Se puede prever que, sin una
gestión adecuada de la generación, mediante sistemas de almacenamiento y mecanismos de flexibilidad, la situación
experimentada en 2022 se agrave a futuro produciéndose no solo una mayor volatilidad de los precios, sino también
cortes a la producción renovable (vertidos) en horas de alta producción solar y eólica, el encarecimiento en precio y el
aumento de emisiones en las horas en que las tecnologías renovables no estén disponibles.
Por otro lado, el PNIEC establece como objetivo para 2030 contar con una flota de 5 millones de vehículos eléctricos
considerando turismos (incluyendo en estos microcar y citycar), motocicletas, camiones ligeros y autobuses, lo que supone un ambicioso reto partiendo de los 670.000 registrados hasta finales del 2020, con el consiguiente aumento de la demanda eléctrica.
Necesidad de flexibilidad
Debido a esta alta tasa de integración de renovables surge la necesidad de dirigirse hacia un mercado y sistema eléctrico que integre una mayor generación y consumo flexible.
En los últimos años, nuevas figuras en el sector eléctrico han cobrado especial importancia. La Directiva Europea
2019/944 del mercado interior de la electricidad destaca el protagonismo que debe cobrar el consumidor o usuario final hasta convertirse en un consumidor activo y también la necesidad de incentivar mecanismos de mercado para
que los gestores de la red de distribución puedan contratar la flexibilidad de recursos energéticos distribuidos como solución a problemas o congestiones en la red de distribución.
Se están desarrollando en Europa los mercados locales de flexibilidad como parte de la aplicación de la Directiva 2019/944. Estos mercados surgieron para resolver los problemas causados por la alta penetración de energía renovable distribuida en las redes de media y baja tensión. Permiten a los gestores de red disponer de un mecanismo adicional para garantizar la flexibilidad de la red y controlar los niveles de tensión y frecuencia, asegurando así la calidad y continuidad del suministro eléctrico sin obstaculizar la integración de energías renovables.
Estos mercados ya son una realidad en algunos países de la Unión Europea y en la península ibérica. Desde OMIE, se está trabajando en diversos proyectos y prototipos para implementarlos también en nuestro país.
El papel de los vehículos eléctricos
Los vehículos eléctricos pueden ser una solución para almacenar energía durante períodos de alta producción renovable, al tiempo que aportan flexibilidad al sistema. La electrificación del sector transporte plantea desafíos en la gestión del aumento de la demanda debido a la carga de vehículos eléctricos y los momentos en que se producen estas cargas. Sin embargo, es importante destacar que una carga eficiente de estos vehículos podría ser ventajosa y tener un efecto beneficioso en el sistema.
Las soluciones innovadoras como V2G (Vehicle-to-Grid), V2H (Vehicle-to-Home) o V2B (Vehicle-to-Building), si la regulación lo permite o incluso lo promueve, podrían convertirse en una demanda flexible que modula la curva de carga del mercado. Ayudando a la integración de energía renovable, mitigando las limitaciones o congestiones en la red y evitando vertidos de energía renovable no gestionable. Además, lo que a su vez reduciría las emisiones de carbono.
La figura del agregador también puede resultar interesante para participar en los mercados con vehículos eléctricos. Un agregador actuaría como una entidad intermediaria entre los propietarios de vehículos y los mercados eléctricos, presentando sus ofertas y facilitando su participación en estos mercados.