Invicta Electric y Wellta Motors firman un acuerdo para la comercialización de sus productos

Invicta Electric, la marca española de vehículos urbanos 100% eléctricos, ha firmado un acuerdo de colaboración con la también española Wellta Motors. Contempla la venta conjunta de productos, tanto a través del e-commerce, como de su red comercial. De esta forma, Invicta Electric añadirá a su gama los scooters de Wellta. Por su parte, Wellta comercializará toda la gama de comerciales ligeros de Invicta Electric. Según ha explicado Julián Alonso, presidente del Grupo Invicta Motor: “Con Wellta añadimos dos scooters eléctricos muy especializados y de gran calidad, que completan nuestra extensa gama”. Ha añadido que, especialmente, el Wellta Ártica va a cubrir un hueco entre los ciclomotores eléctricos y los scooters GT. Por su parte, Edu Blanco, socio fundador de Wellta, ha afirmado que el acuerdo permitirá cubrir las necesidades de los clientes de la marca. Asimismo, contribuir al desarrollo sostenible de las ciudades. Ciclomotor y motocicleta de Wellta para Invicta Wellta es una marca española de movilidad sostenible con vehículos 100% eléctricos. Su gama está compuesta por dos scooters: Wellta Ártica Como L3e se encuadra en la categoría de los modelos de 125 cc. De línea retro, tiene una autonomía de 110 km y una velocidad máxima de 90 km/h. Está disponible por 4.190 euros, con dos años de garantía para todos sus componentes. Wellta Taiga Como L1e se sitúa en la de los ciclomotores. Se puede conducir desde los 15 años con carnet AM. Tiene una autonomía de 90 km y velocidad máxima de 45-55 km/h. Está disponible por 3.490 euros, con dos años de garantía para todos sus componentes. Modelos de Wellta Motors: Ártica y Taiga. Como sucede con los modelos de Invicta Electric, y en relación con el desplazamiento por las ciudades, representan: una respuesta práctica, fácil de conducir, económica en su uso y respetuosa con el medio ambiente. Sobre las características de ambos modelos hemos hablado anteriormente. El propio fabricante indica que quiere diferenciarse de otros tanto por el atractivo de sus productos, como por sus servicios comercial, técnico y de posventa. Además, dentro de su compromiso por mejorar el medio ambiente, Wellta Motors ha llegado a un acuerdo con la asociación PlantaÁrboles. Por cada vehículo vendido, Wellta planta un árbol, dedicando parte del beneficio de su venta para contribuir a la descarbonización y mejorar el medioambiente. Los objetivos principales de la iniciativa son: recuperar la biodiversidad mediante bosques autóctonos, frenar el avance de la desertificación y paliar las consecuencias del cambio climático. Comerciales ligeros de Invicta para Wellta También hemos hablado muchas veces de Invicta Electric, la marca española de vehículos urbanos eléctricos que responden a cualquier necesidad. Tienen vehículos de movilidad personal -patinetes, e-bikes, pequeñas motos y triciclos- y comerciales ligeros para reparto de última milla. En esa línea, sus vehículos ofrecen: una buena capacidad de carga para su tamaño exterior, una amplia gama de modelos y diferentes configuraciones de carrocerías. Así, facilitan la adaptación a las necesidades de cada negocio: transporte de cargas pesadas, refrigerados, paquetería o para el reparto de comida a domicilio. Los vehículos que van a comercializar conjuntamente con Wellta son: Los Eidola Van y Eidola Pickup Son los modelos más pequeños de su gama de comerciales para reparto de paquetería o comida a domicilio. Pueden transportar hasta 300 kg de carga útil. Su autonomía es de hasta 150 km (NEDC) y su velocidad máxima es de 80 km/h. Su precio parte de 12.895 euros (con descuentos de la marca, por financiación y Plan Moves III con achatarramiento ya incluidos). El Invicta Electric Metro Es de mayor tamaño, aunque de dimensiones muy compactas. Puede llevar una carga útil de hasta 500 kg. Su autonomía es de hasta 270 km (NEDC) y su velocidad máxima es de 85 km/h. La carrocería está disponible en versión cabina, pick up con caja, con volquete basculante o como furgón, que también puede ser isotermo. Su precio parte de 23.895 euros (con descuentos y Plan Moves III). El Invicta Electric Orca Tiene una capacidad de carga de hasta 1.000 kg. Permite elegir entre dos carrocerías: abierta tipo Pickup o cerrada tipo furgón; que puede ser isotermo o contar con refrigeración. Puede recorrer hasta 200 km con una carga. Su precio parte de 17.995 euros (con descuentos y Plan Moves III incluidos). Fuente de información y fotografía: en Movilidadelectrica (online); https://movilidadelectrica.com/acuerdo-invicta-electric-wellta-motors; a día de 23/09/2021

¿Conoces la historia de los coches eléctricos?

Pasa un coche eléctrico por la calle sin apenas hacer ruido, salvo por el leve y característico zumbido de su motores, y todos los transeúntes se giran al verlo pasar. Y no solo los peatones, los otros automovilistas también se giran al verlo y lo miran cuando se detiene en el cruce. Su precio es elevado, es un coche de lujo. Su diseño y fama han hecho que se genere una increíble demanda para comprar uno. Esta escena podría haber ocurrido ayer y el coche ser cualquier Tesla de la gama actual, pero ocurrió a principios del siglo XX, en Estados Unidos, y el coche probablemente fuera un Fritchle o un Detroit Electric. Se nos presenta el coche eléctrico como el automóvil del futuro. Quizá lo sea, pero también es cierto que es una vieja idea que simplemente se pone al día. Esta es la historia del coche eléctrico en un formato breve. El primer coche eléctrico data de 1834, mientras que el motor de combustión interna, más complejo que un motor eléctrico, no llegó hasta 1861. La comercialización de coches eléctricos comenzó en 1852, pero esos primeros vehículos eléctricos no usaban baterías recargables. Éstas no llegarían hasta finales del siglo XIX gracias a los invenciones de los franceses Gaston Planté y Camille Faure. Las baterías recargables propiciaron el auge del coche eléctrico En 1852, Gaston Planté inventó la batería recargable de plomo y ácido. Pero su fabricación a nivel industrial no era posible. Fue en 1880 que Camille Faure inventó un procedimiento electroquímico llamado masa activa que aumentaba la capacidad de carga de la batería de Planté. La fabricación a nivel industrial de la batería recargable de plomo y ácido sería a partir de entonces una realidad comercial. El poder recargar la batería hizo que el coche eléctrico se impusiera como el automóvil por excelencia a principios del siglo XX. El coche eléctrico es tan antiguo como el propio automóvil y a principios del siglo XX parecía ser el futuro. En la década de 1890 en Europa, el fabricante austriaco de carruajes Jacob Lohner estaba convencido que la era de los carruajes tirados por caballos llegaba a su fin. Lo tuvo claro al volver de un viaje a Estados Unidos y deseaba convertir su empresa en fabricante de automóviles, tanto eléctricos como de motores de combustión interna. Así, le encargó a un joven ingeniero que trabajaba en Viena, un tal Ferdinand Porsche, la creación de lo que sería esencialmente un coche eléctrico. Lohner pensaba que se vendería mejor un coche eléctrico, pues a muchos clientes potenciales no les gustaban los humos ni el ruido de los primeros coches con motor de combustión interna. En 1898, Ferdinand Porsche desveló lo que sería su primer coche, el Egger-Lohner P1. Era capaz de alcanzar 34 km/h y recorrer hasta 79 km con una carga. El P1 sería todo un éxito para Lohner. Le seguirían una multitud de modelos eléctrico e incluso híbridos, como el Semper Vivus, fruto de la colaboración de Ferdinand Porsche con Lohner. El “One Hundred Mile Fritchle” o el Tesla Model S de 1908 Lo que vio Jacob Lohner al otro lado del Atlántico fue el auge imparable de los coches eléctricos. El primero de ellos, se vendió en 1890 por William Morrison of Des Moines, Iowa. Pero el líder indiscutible del mercado de la época era Fritchle, fundada por Oliver O. Fricthle, un químico instalado en Denver. Fritchle ganó fama al arreglar las baterías de los automóviles de la zona, pero también se dio cuenta que podría mejorar las baterías que le traían y por tanto crear un mejor coche. Fritchle vendió su primer coche en 1906 y en 1908 la Oliver P. Fritchle Company abrió su primera tienda en Colfax Avenue, Denver. Para darse a conocer, Fritchle aseguraba que su coche podía recorrer hasta 100 millas (160 km) en llano tras recargar su batería toda la noche. Como nadie le creyó, se montó su particular road-trip demostrando así la veracidad de su anuncio. Los pedidos para el “One Hundred Mile Fritchle” empezaron a llegar desde todos los rincones del país. Fritchle había diseñado su coche pensando en las damas de la alta sociedad de las Rocky Mountains. Y es que, dicen, que las mujeres preferían los coches eléctricos a los de gasolina porque eran sencillamente más limpios. Así, el coche de Fritchle era espacioso y podía subir las fuertes pendientes de la región de Denver. De ahí su excelente autonomía de hasta 100 millas en llanuras. En 1912, Fritchle abrió una tienda en la Quinta Avenida de Nueva York. Su factoría todavía no había empezado a producirlos en serie que ya había una lista de espera para hacerse con un modelo. Eso sí, los Fritchle eran coches de lujo. Mientras que un Ford con motor de combustión de la época costaba el equivalente de 14.000 dólares actuales, un Fritchle costaba el equivalente de unos 105.000 dólares actuales. Por cierto, si esta historia te suena es porque básicamente tiene unas extrañas (¿o preocupantes?) similitudes con la historia de Tesla (la autonomía y los viajes que hace posible, el precio, la lista de espera o de reservas, etc). Vamos, que no hay nada nuevo. Los progresos del automóvil eléctrico se hicieron patentes con el récord de velocidad del belga Camille Jenatzy y su coche eléctrico “La Jamais Contente” conseguido en 1899: fue el primer ser humano en superar los 100 km/h y a partir de ahí empezaría una lucha por ser el más rápido sobre ruedas. En 1900 se fabricaron 4.192 coches en Estados Unidos y el 28 % de esa producción eran coches eléctricos. Es más, los automóviles eléctricos representaban el tercio del parque móvil de grandes ciudades como Nueva York, Boston o Chicago. De hecho, la flota de taxis de Nueva York, por ejemplo, se componía esencialmente de eléctricos. Se diseñaron incluso columnas públicas de recarga para coches eléctricos en las que el automovilista podía escoger la intensidad (de 25 a 80 A) para las baterías de su coche. El coche de gasolina le gana la batalla al coche eléctrico En 1908

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